jueves, 14 de octubre de 2010

El multilingüismo no tiene por qué empeorar los resultados escolares


Por Diego Francesch

Un centro de La Rioja que enseña en castellano, inglés y francés obtiene la mejor nota en las pruebas de diagnóstico de esa comunidad. La clave de tan buenos rendimientos está en la metodología adecuada y en el trabajo cooperativo.
La Rioja es una de las comunidades con mejores resultados en PISA. Y el colegio concertado y femenino “Alcaste” de esta comunidad tiene la nota “top” (7,99) en las pruebas de diagnóstico de 2º de la ESO, además de una media de un 7,3 en la Selectividad de junio pasado, prueba a la que acudieron todas las alumnas de 2º de Bachillerato. Es, según todos estos indicios, uno de los mejores colegios de España. Pero además tiene otra peculiaridad: es un centro trilingüe. Es decir, su proyecto pedagógico pretende que la segunda y sucesivas lenguas se adquieran a la vez que la lengua materna –en la primera infancia–, y sin que esto vaya en detrimento de los otros conocimientos.

En este centro –y en otros del mismo grupo en el País Vasco – se enseña, por ejemplo, en castellano Religión, Matemáticas y Lengua. En euskera, Ciencias Sociales, Lengua vasca y Música o Educación Física y en inglés o francés, Lengua inglesa o francesa y Educación Plástica y Visual, en Primaria y Secundaria.

Los responsables pedagógicos insisten en que se trata de un cuestión metodológica. “Un proyecto trilingüe implica un trabajo por tareas”, nos dicen, y un “trabajo cooperativo y significativo”. La enseñanza se centra en el alumno, pero todo ello exige una coordinación entre todos los profesores. El País Vasco es un buen laboratorio para este tipo de experiencias, de forma que el aprendizaje de una lengua sirva para el aprendizaje de las otras. “Usamos todo lo común que tienen las lenguas –dice la coordinadora pedagógica Ana Pérez– y vemos que a la hora de aprenderlas tienen los mismos procesos”. Pero eso también exige coordinación entre los profesores de las distintas lenguas. “Todo lo que antes era estanco, ahora se logra con mucha mayor eficacia”, añade.

Para ello utilizan todos los recursos a su alcance: estimulan las habilidades del pensamiento, utilizan gráficos, mapas conceptuales, recursos TIC y un enfoque basado en los textos: en la narración, la fábula, la historia o el cuento. En Infantil, por ejemplo, la maestra escribe una narración y se la cuenta a los más pequeños.

Para eso es necesario la responsabilidad del alumno y la colaboración de los padres. “Basta con que tengan una actitud positiva e interés”, aseguran.

Y sobre las expectativas de los padres en torno a los resultados de un “centro bilingüe o trilingüe”, aquí son muy claros: “ lo de hablar perfectamente no es verdad”. Hay que hablar de perfiles lingüísticos objetivos. El Marco Europeo de Referencia de las Lenguas nos lo facilita. En este caso, el colegio se plantea como objetivo deseable para los próximos diez años que un 70 u 80% de los alumnos terminen con un B2 (comprensión y expresión fluida de textos o conversaciones complejos).

Para tanto nivel lingüístico también es necesario contar con un profesorado a la altura. Para ello solicitan un nivel C2, tanto en inglés como en euskera, y “si son plurilingües, mejor que mejor”, dice Ana Pérez. Además, la responsable pedagógica de estos centros añade que no les interesa sólo el idioma, “nos interesa la persona y la materia”, matiza.

Ante la objeción de si tanta presión lingüística no perjudicaría el aprendizaje en las demás materias, Pérez aporta los datos de Selectividad, prueba que es en español. De nuevo, el Colegio “Alcaste” es el que obtiene la mejor nota. “El examen es en castellano, pero los chicos han sido capaces de adaptarse y no ha habido ningún problema”, señalan desde este colegio. A pesar de ello reconocen que en principio puede parecer que enseñar una materia en otra lengua podría ralentizar su estudio, pero resulta que puede ser hasta beneficioso. ¿Por qué? Pues porque el profesor tiene que hacer “esfuerzos adicionales” y desarrollar “estrategias de comprensión más refinadas” que las que puede hacer un profesor en su lengua materna. En definitiva, esto exige más trabajo por parte del profesor.

Y con todo esto queda por saber cómo se lo toman los alumnos. Toda esta metodología ha de contar con la respuesta del alumno. Es más, debe despertar su interés más allá de lo normal y eso sin presionarle demasiado ni producir estrés. El trabajo en grupo es clave, el alumno se siente responsable ante los demás y el aprendizaje resulta mucho más eficaz. Además, se le informa de sus avances y de cómo y por qué se le evalúa, para que se sienta cómodo y seguro.

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